Hemos visto a la casta a la defensiva, atrincherada
en un búnker sin escuchar ni proponer, envuelta en una campaña de
infamias. Son ya un obstáculo para construir un presente próspero, digno
y justo. Lo mejor de nuestro país está fuera del poder, ayer enfadado o
defraudado, hoy decidido a cambiar las cosas. Y eso no se frena con el
odio ni con la mentira. La alegría es más fuerte.
Vamos a entrar en un año decisivo. 2015 va a ser el
año del cambio. Y queremos comenzarlo con la participación de los
ciudadanos, con la alegría de la gente corriente, con la pasión de la
democracia. Para abrir un nuevo ciclo en nuestro país. Vamos a invitar a
todos los ciudadanos a caminar sonriendo juntos, a dar pasos para la
nueva mayoría. No le pedimos el carnet a nadie, porque es la
manifestación del cambio, de las familias, los jóvenes y los mayores; de
los pequeños empresarios, los trabajadores y los autónomos; de los que
llevan años indignados y de los que han sido defraudados; de los que
quieren que les dejen hacer su trabajo y de los que no quieren tener que
irse al extranjero para trabajar; de los desempleados y de los que no
llegan a final de mes; de quienes defendieron nuestra sanidad y educación
y de quienes han visto recortadas sus pensiones. De un pueblo que no
aguanta más y no renuncia a su futuro.
